“...nunca hay suficientes líneas para hacerte comprender,
cómo te quiero...”
No puede ser. Jeans.
Muy seguramente estoy exagerando, no hay motivos para llorar así, ni para bloquearte del Facebook, ni para querer poner una bomba molotov afuera de tu casa, al fin de cuentas solo éramos amigos, aunque tu bien sabes que no, los amigos no se besan ni se mandan mensajes diciéndose "amor" como lo hacíamos nosotros.
Tu frase de "no quiero echar a perder las cosas y que termine la amistad" por un momento te la creí, pero cuando vi todo el interés que ponías en otra persona, caí en la cuenta de que tu frase solo era un pretexto para tenerme ahí para ti sin tenerte yo a ti, ¿no crees que hubiera sido más fácil que me hubieras dicho la verdad? Que me dijeras que te interesaba alguien más, que yo no era tu tipo para una relación seria. Cada que recuerdo todas esas veces en las que me dijiste que no querías andar con nadie, que así te sentías bien, me dan ganas de volver al plan original de poner una bomba molotov afuera de tu casa. Pero bueno, tus motivos tendrás para no haber querido andar conmigo y si con ella, aunque sinceramente no los encuentro lógicos; nos llevábamos bien, disfrutábamos el tiempo juntos (el poco que me dabas) y sexualmente ni hablar, éramos perfectos; tal vez ella sea más a fin contigo, tal vez sea mejor que yo... No, la verdad no creo, yo era todo lo que podías pedir: bonita, divertida y comprensiva, yo pude haber hecho mil y un cosas por y para ti, incluso aprender a cocinar; sé muy bien que también tenía muchos monstruos y tú eras un experto en despertarlos, ya sabes, hablarte borracha de madrugada y mi mal humor, pero bueno te quería.
Siempre es útil tener una loca que haga cualquier cosa por verte reír, tú la tenías, pero no la quisiste, quisiste otra cosa, ¿qué? No sé, pero ella lo tenía.
Siempre te dije que yo estaba loca y no me creías, te voy a ser sincera, en verdad si iba a poner afuera de tu casa esa bomba molotov, nada grave no te asustes, no pensaba lastimarte, sólo pretendía dañar la puerta, romper algunos vidrios y quizás que ese bonito auto blanco también sufriera algunos desperfectos; la iba a poner en la mañana cuando te fueras, así que esperé hasta que salieras, pero cuando lo hiciste saliste con ella, se besaron y se fueron en ese carro blanco, ahí los planes cambiaron porque me di cuenta que esta historia no se trataba de ti y de mi viendo tele en tu cuarto ni de tu y yo mandándonos mensajes de buenos días, esta historia no era sobre nosotros, sino sobre ustedes, que detrás de ese beso que se dieron había una historia de amor que no conocía y que no quería conocer y mucho menos participar con un papel secundario, cuando yo estoy acostumbrada a ser la protagonista. Esa era su historia de amor, no la mía; por eso el plan cambio a uno más simple, a que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites... Obvio no, es broma, se me hace raro hablarte así de solemne y cursi, cuando tú y yo no somos así. Los poemas del buen Benedetti los dejo para mi verdadera historia de amor, esa que se está formando en este mismo instante en alguna parte del mundo y tal vez aun no la haya notado por estar distraída pensando en ti; pero bueno, el verdadero plan ahora es liberarte o más bien liberarme, dejarte ir feliz con ella en el auto blanco, tal vez ahora que encuentres esta carta pegada a tu puerta si me creas que estoy loca. No te espantes, me alejaré de ti; sé que querías que siguiéramos siendo amigos y tal vez algún día lo logremos, pero hoy no, hoy si te veo seguiré teniendo ganas de aventarte una bomba molotov, pero tal vez después, en algunos cuantos años, si nos encontramos por la vida pueda darte un abrazo sincero, pero hoy no; ten me paciencia después de todo en algún momento me quisiste, ¿no?, eso solías decirme. Atentamente: tu exloca.
Lic. Sandoval.
Atizapán de Zaragoza, Estado de México