Todos hablaban de la Luna como si fuera algo extraordinario, yo sólo veía al cielo y veía un circulo blanco, al que por cierto de repente le faltaban pedazos; otras veces era muy tenue y hoy, hoy la estoy viendo justo por la mañana... es una ¡tramposa!
¿No le basta con tener toda la atención por las noches?
¿Me pregunto si el Sol se enojará al verla lucirse incluso por la mañana y en la tarde? Yo en su lugar me enojaría. ¡Cada quien tiene su turno!
Empecé a ponerle la misma atención que todos los demás, ya que nadie podía dejar de hablar de la gran protagonista de todas nuestras noches, escuchaba a todos decir cosas como:
"Hay un conejo viviendo en la luna"
"La Luna es de queso"
"Fue el mejor hombre, pues fue el primero llego a ella"
"Los lobos aúllan es por ella"
"Representa en más de una ocasión la promesa de aquellos caballeros al tratar de conquista a las damiselas".
No podía dormir, seguía pensando en ella, significa tanto para muchos y para mí solo era un circulo blanco.
Me puse a investigar, no quería quedarme así como así dándole tanto crédito, necesitaba respuestas...
Leí sobre ella, un poco de astrología pero también de fantasía, después todas las noches la veía, un día me dispuse a caminar por la noche, le puse toda mi atención, al fondo se escuchaba una canción, … blue moon you saw me stanging alone… provenía de un porche algo obscuro, estaban 3 hombres parecían ser amigos, estaban algo despreocupados riendo y hablando, justamente dedicándole esa melodía a ya saben quién.
Al día siguiente me rendí, solo es importante y ya, desde pequeños nos inculcan a que la admiremos, tanto así que si llevara un conteo de cuántas veces alguien dicen "que bonita se ve la luna el día de hoy" no terminaría.
Le di fin a mi búsqueda y decidí aceptar su grandeza simplemente por que sí.
Más tarde fui a cenar a un lugar llamado trece lunas y del menú pedí "la luna roja" una bebida muy rica que tenía fresas y limón, pase un buen rato hasta que llegó el momento de volver a casa. Salí de aquel lugar y al caminar vi a un señor que siempre veía en ese rumbo, mas nunca le ponía la atención suficiente, siempre estaba ahí viendo con su telescopio y sí… obviamente a la Luna; decidí detenerme y escuchar lo que balbuceaba, no entendí nada y dije:
-Buenas noches sr. ¿Qué tal la luna el día de hoy?
-¡Bah! linda como siempre sólo que hoy está un poco nublado.
Parecía que no le agradaba del todo que estuvieran ahí las nubes estorbando, quería preguntar más cosas pero parecía un señor un poco gruñón, así que decidí ver que era lo que él pensaba.
-Se ve hermosa aunque estén algunas nubes estorbando ¿qué es lo que más le gusta de ella?
-¿Gustarme? ¡Bah me encanta! es única ¿acaso ves otra? justo en los momentos en los que dejaríamos de vernos por las noches cuando llega la obscuridad, a punto de quedarnos sin nada, ella viene y nos ilumina con tal gracia que hace que nunca estés solo, aunque estés completamente solo tú, ella siempre te estará haciendo segunda, es fiel y está ahí, aunque en este momento no la podamos ver por completo, pero yo sé que esta ahí, sólo que a veces las nubes se ponen algo celosas y quieren tener un poco de protagonismo, pero ella con su gran luz a logrado dejarse ver sin importar estar atrás de ellas, es la testigo de todos nuestros sueños o pesadillas ¿y que puede decir el Sol? esta eternamente enamorado de ella pues cuando ella se presenta por las mañanas o las tardes es cuando el Sol brilla con más fuerza que de costumbre.
Me quede callada por un buen tiempo tratando de digerir eso hasta que por fin dije:
-Gracias por sus palabras, que pase usted una buena noche.
Y así fue, ahora entiendo.
¿Qué si es de queso? tal vez.
¿Qué si vive ahí un conejo? podría ser.
Pero ahora veo su grandeza, su luz, su belleza y su eterna compañía.
Sonia García Reyna
Monterrey, Nuevo León. 2012