domingo, 21 de octubre de 2012

El Terror



Dicen que la luna afecta, pero yo tan tranquilo como siempre,  que cuando se ve más grande y redonda me da por caminar sin descanso por todo el pueblo viéndola fijamente. No es la luna. Es que estoy loco. Me parece ilógico y nada sensato que las personas piensen que existe alguna relación entre las facetas del ciclo lunar y mi demencia, será esa manía tan extraña de los cuerdos de encontrarle razones inexplicables y llenas de supersticiones a algo tan estudiado y definido como la locura. Si la miro es por mera curiosidad científica, un interés razonable que me intriga y me impulsa a querer descifrar el momento exacto en que la rotación de la tierra nos impide ver su otra cara, nada que ver con mi locura, esa, podríamos decir, goza de excelente salud y se manifiesta en mis impulsos inexplicables, mis rabietas constantes y mis frases sin sentido. Efectivamente me pierdo observándola, pero desde Paracelso  hasta Newton, nadie ha propuesto un nuevo comienzo para el método científico, así las cosas, así mi comportamiento “inexplicable” e “incongruente” . Dicen que me pongo loco y hablo sin parar puras tonterías, si se tomaran el tiempo necesario para escucharme con atención, notarían que son conjeturas e hipótesis que formulo rebato y descarto mientras mi total atención se concentra en el más mínimo detalle y cambio de la luna y su movimiento. Terror me dicen los que suelen decir,  necios y zafios, supersticiosos e ignorantes, nada tiene de raro que un demente vague por las calles hablando solo y observando a la luna, en todo caso,  lo extraño, inexplicable e irónico, es que ellos se encierren y me teman, cuando soy yo el que debería estar encerrado y escondido por mi extraño proceder. 

Raziel Jacobo Correa Alvarado
México D.F. 2012

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