viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Quién dijo miedo?


Lo mío, lo mío no es el miedo, quizás me sienta más partidario de la especulación; aunque muchos, por decirles lo  que mi imaginación me dejó ver, opinaron diferente:

Vi que las mujeres serán iguales a los hombres, pero únicamente como fuerza laboral;

Seremos comerciales ambulantes, con ideas y gustos prefabricados desde la T.V. O bien de los diseñadores mediáticos;

Los estereotipos regirán el vocabulario y las ofensas como prole, asalariado, pandroso  o naco serán el arma más letal de la degradación social;

El salario no será más que considerado como un costo de la producción a reducir al máximo;

Los organismos internacionales monetarios fijarán políticas de asfixia a los países pobres, quienes  jamás dejarán de pagar la deuda;

La educación no será más que un campo militar de formación de robots con modelos muy bien cuadrados y fieles al sistema;

La misma alimentación dejará de ser un momento familiar  para ser un mero combustible, sin sabor ni color, rápido y para llevar;

La producción,  en su inagotable sed de riqueza, envenenará las aguas, exterminará  a las especies,  viciará el aire, trastornará el clima: degradará la vida;

Las políticas de solución, serán temerosas de la inflación, no de la pobreza;

Los enemigos del orden serán: los terroristas, los pobres, los que protestan, los que no se encuentran unidos por el ideal y bienestar de “la mayoría”;

Los ricos festejarán el crecimiento económico, los pobres tendrán que pagar las crisis;

Los bancos serán los verdaderos poseedores del poder;

El esquirolaje será la principal fuente de empleo;

Los medios serán fines y el fin en si mismo será el status;

El hambre y el miedo reinarán…

…me llamaron globalifóbico.


Inocente Buendía
Ciudad Universitaria México D.F.

1 comentario:

  1. Me recordó a El Derecho de Soñar de Eduardo Galeano. Claro, lo aquí escrito suena mas a un reflejo del presente.

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