lunes, 25 de noviembre de 2013

Editorial noviembre 2013

La vagina

La vagina, más allá de ser ese inspirador “objeto” del deseo, podría ser la representación misma de la feminidad pues no solo sirve para el placer, es la puerta de entrada al mundo de los seres humanos, a excepción de aquellos que nacen por cesárea (algo cada vez más común en estos tiempos modernos). A diferencia de su contra parte el pene, la vagina es más complicada, incomprendida y difícil de manejar, por ejemplo, es bien sabido que para que un pene obtenga una experiencia orgásmica, bastan unas cuantas caricias y movimientos, caso contrario a la vagina. Son muchas las mujeres que han muerto frustradas sin haber encontrado el orgasmo, pues para desgracia de muchas dueñas, la vagina suele ser un tanto caprichosa y tardada en ámbitos de los placeres amorosos. Claro, eso tiene que ver en muchas ocasiones con el grado de aceptación, con los prejuicios sociales, con la doble moral, la vergüenza, las omisiones en la educación y muchas cosas pero afortunadamente, cada vez más vaginas descubren el placer que ocultan, y para tranquilidad de los padres, no es precisamente necesario que alguien ajeno “profane” eso que hay de la cintura para abajo, después de todo, ¿quién mejor que sus propias dueñas para mimar, querer y enseñar a complacer a las vaginas? 

 Sin embargo, el aspecto sexual no es lo único que rodea a la vagina, que sigue siendo una de las partes de la anatomía humana más delicada y sufrida, ¿qué otra parte del cuerpo sangra de 3 a 10 días cada mes, qué otro pequeño orificio del cuerpo se extiende más allá de lo que pareciera posible y expulsa un bebe de entre 1 a 3 kilos y medio?, sin mencionar que ante cualquier ligero cambio en el PH – o sea en la química del cuerpo- o por haber usado una hermosa lencería ajustada la vagina se puede irritar, infectar y enfermar. Por éstas y muchas otras situaciones complicadas a las que se enfrenta heroicamente una vagina, abrimos un espacio en el mes de noviembre, que sirva de liberación para todas esas vaginas calladas. Si usted tiene una en casa cuídela, quiérala y complázcala y si se anima un poco más, cuéntenos su historia.


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