jueves, 21 de noviembre de 2013

Fue así como conocí a Vlad


Después de partir el pastel de mis 10 años, me preparé para dormir, ya llevaba un par de días con un dolor inexplicable en el abdomen, pero no tardé nada en empezar a soñar. El sueño fue tan asqueroso que lo recuerdo y me dan nauseas, pero a su vez fue, creo yo, mi primer encuentro erótico en sueños y en la vida real: Estábamos en la iglesia mi abuela, primos y yo, sería mi primera comunión, mi abuela me acercó al Padre cuando él se lo ordenó, él me sentó en sus piernas, me subió el vestido blanco y me bajó los calzones rosas que usaba ese día, separó ligeramente mis piernas y dijo "Julia está lista, sus días de gozo han llegado" y un par de hilos de sangre comenzaron a escurrir por mis muslos.
Desperté de brinco, no distinguía bien si me había gustado o me había incomodado el sueño, en seguida me llevé las manos entre las piernas y recuerdo haberlas sentido húmedas, corrí al baño y ahí estaba, mi primer menstruación había aparecido.  
 
Parte del ritual de la menstruación consiste en descifrar cómo diablos se usan las toallas, qué marca te acomoda, cómo no llorar de cólico en la primaria y creo que lo más difícil, cómo diablos mantienes sin manchas tu ropa.; ese día no sólo llegó mi periodo, además de eso llegaron los sueños porno que acompañan mi menstruación cada mes, ¿porqué diablos debían ser así?, ¿qué relación existe entre la menstruación y mis sueños húmedos los mismos días? Sigo sin entenderlo, pero pasaron los años y ahorita puedo decir, que son mis días favoritos para coger, son mis días favoritos para dormir ya que en mis sueños veo, vivo y siento las mejores películas eróticas y pornos que pudiera producir. Durante esa semana al mes, tengo encuentros mientras duermo con quien menos lo esperaría, conocidos y desconocidos resultan ser todos muy placenteros.  
 
Nunca he entendido porqué a algunos no les gusta tener sexo esos días, a mi novio por ejemplo. Le gustaba mientras comenzábamos a salir, después ya con más tiempo de conocernos por fuera y por dentro, dejó de gustarle, supongo le da hueva o asco, quien sabe; pero he aprendido a desaparecer esos días y aparecer en la vida de otros, otros más aventurados, otros a quien no le asusta al contrario les gusta la textura, la humedad, el color, el sabor... fue en ese contexto que me encontré con Vlad, contrabajista y vocalista de reconocida banda colombiana de psychobilly, ahora vive en DF, maneja un Cádilac Eldorado 53, negro, volante rojo, con asientos de piel blancos. Lo único que permite que ensucie ese amplio asiento trasero blanco es mi menstruación, le encanta.  
A él lo conocí en una tocada, yo iba sola, él con su novia y amigos, llegue a la barra pedí una cerveza, él otra, sacó un billete y el bartender dijo:  
-¿De aquí me cobro las 2? -Vlad me volteó a ver y dijo -Sí las dos… Intenté pagar la mía pero el cajero ya ni me peló.  
-Gracias- Le dije.

Contestó, "no es nada" y se presentó 
-Soy Vlad ¿y tú?  
-Julia.  
Me dio la mano y me pidió mi teléfono, estaba a punto de subirse a tocar, pero quería volver a encontrarme, así que se lo di y se perdió en el mar de gente que nos rodeaba. Sí, todo ese fin de semana, tuve una extraña y estúpida sonrisa en el rostro., además ¿Vlad? ¿qué clase de nombre es ése?

Su llamada llegó 7 días después de haberle pasado mi número, fue a casa de una de mis amigas por mí, de ahí a una fiesta en un bar, de ahí a casa de una de sus amigos, después de varios tragos y horas de risas terminamos en su departamento. Su compañero de depa no había llegado desde el jueves, era ya casi domingo en la mañana, recuerdo sus cortinas rojas muy pesadas que impedían que un rayo de luz se colara, prendió su estéreo, nuestro soundtrack sería G.B.H. comenzó con un ligero empujón a la pared, luego besos suaves, la intensidad subía y él bajaba al cuello, sus manos paseaban por todo mi cuerpo, me quitó la playera, se quitó la suya y yo sólo pensaba en cómo decirle, así que sin pensarlo mucho le detuve las manos y dije -estoy menstruando.  
Se me quedó viendo, con ojos negros vidriosos y de pronto esbozó una sonrisa que podría calificar como maléfica, sutil, pero macabra -Mucho mejor. Dijo y continuamos… llegamos a su cama, la destendió, más que esa acción lo que me sorprendió fueron las sábanas tan blancas debajo de una cobija gruesa y de un tono púrpura muy oscuro, en medio de un cuarto con alfombra negra y algo de luz roja.  
Fue mágico, parecía conocerme, parecía saber exactamente lo que me gustaba, me puso como hace años nadie lo hacía y justo segundos después de terminar, bajó a mi entrepierna y con su lengua retiró todo el desastre que ahí habíamos creado. Nunca había visto que alguien lo hiciera, nunca hubiera creído que existiera alguien a quien le gustaba, sus dedos embarrados de mi menstruación los chupaba y luego los secaba en sus sábanas blancas. Dejamos las sábanas como una digna escena de crimen, sobre ellas dormimos.  
 
Me desperté pocas horas después, tenía cita con mi novio para buscar un librero que él buscaba para su nueva casa. Así que me vestí y silenciosamente, para que mi huida no lo despertara, caminé hacia la puerta, antes de tocarla se abrió de un golpe:  
-¡Hey! hola, no te saques de onda, soy Abraham amigo de Tepes, aquí vivo con él ¡ah! tú debes ser su chica, la que me escribió anoche que traería. Sonrió.

Le contesté mientras yo salía hacia el pasillo de las escaleras  
-Quizás, me tengo que ir me despides de… ¿cómo dijiste, Tepes? ¿Vlad? … bueno, dile que adiós.

Caminé, salí del edificio, tomé un taxi y no dejé de pensar en tan peculiar nombre, apodo o lo que haya sido que su roomie me haya dicho, hasta que justo un mes después Vlad, volvió a cruzarse en mi camino, esta vez mientras yo compraba un café rumbo al trabajo, exacto, como si nos hubiéramos citado; hasta ahora nuestra historia se repite cada mes igual se aparece como si lo invocara con el pensamiento, cada vez que mi menstruación se acerca; justo como en mi sueño cuando el Padre que me dio mi primera comunión lo decretó: Mis días de gozo habían comenzado.  
 
 
rABYa
México. DF
 



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