Era la primera vez que salía del país. Lo admito, en el
fondo lo hice por salir huyendo de Dulio, no me gustó que regresara con pareja
y a punto de tener un hijo, si pensaba tener familia se hubiera establecido en
cualquiera de los múltiples y extraordinarios lugares donde había vivido ¿para
qué regresar al antiguo barrio donde creció? Donde sólo nos quedamos gente
común y corriente, gente que no se aventuró, como él a conocer el mundo.
Por eso hice ese viaje, para huir de Dulio, de mi casa, de
mi trabajo incluso de mi. Recuerdo que cada cumpleaños decía que lo celebraría
yendome de viaje a algún lado pero nunca lo hice, hasta ese día; en realidad me
daba miedo y usaba el pretexto del dinero para no hacerlo, cosa que solucioné
rápido aquella vez, ese viaje costó mi carro y bien valdría la pena volverlo a
vender. La primer parada fue San José de Costa Rica; los miedos se disiparon después
de tomar mis 2 primeras imperiales. La rutinas y asuntos pendientes que tenía
en casa se iban olvidando, incluso Dulio y no es que no extrañara mi
hogar, claro que lo hacía, más los tacos de la calle de arriba, pues el gallo
pinto no fue de mis comidas favoritas, pero a pesar de todo, encajaba perfecto
allá afuera, lejos de mi barrio y mi zona de confort.
A mi regreso, el mundo seguía igual, pero yo ya no tanto.
El bebé de Dulio había nacido y con frecuencia me lo encontraba paseando con
su familia en la calle, los saludaba cortésmente y a veces hasta cargaba al
bebé; Claudia siempre fue muy linda conmigo pero hubo un tiempo en que la
notaba seria, después me enteré que tenía problemas con Dulio, era de
esperarse, conocía muy bien a mi viejo amigo y esa vida de responsable no era
para él. Muchas veces llegó a mi casa a tomarse unas cervezas huyendo del
estrés y cuando eso sucedía era como si nunca hubiera pasado el tiempo,
seguíamos siendo dos felices adolescentes de 17 años y nada importaba más
que él y yo. En ese entonces pensaba que la vida era injusta, que Dulio y yo
éramos el uno para el otro y que jamás encontraría a alguien con quien me
llevara así, que fuera mi amigo, cómplice y confidente; maldije muchas veces al tiempo por no jugar a
mi favor, por no haber visto antes que Dulio era con quién quería estar toda la
vida y sé muy bien que él también se hacía las mismas preguntas que; lo
notaba en cómo me miraba y en su forma de siempre buscar mi compañía; pero
tampoco podía engañarme, también veía la forma en que miraba a su bebé y en la
que tomaba a Claudia de la mano. En definitiva por donde lo viera, lo mío con
Dulio estaba jodido, por eso acepté andar con Luis, no voy a negar que me
gustaba mucho, ¿a quién no va a gustarle un hombre atractivo, caballeroso y con
coche del año?, Luis era el sueño de muchas, tenía un trabajo estable y todos
los días me llevaba y me traía del trabajo causando la envidia en las vecinas y
los celos de Dulio que en varias ocasiones nos vio llegando.
Cuando me fui de viaje, muchas personas me pronosticaron
que encontraría al amor de mi vida, en realidad nunca tuve tiempo, siempre
estuve haciendo algo, nadando, corriendo o tomando cerveza, "la Toña"
de Nicaragua fue mi favorita; ahí fue la segunda parada y fue ahí donde por un
breve lapso tuve presente a Dulio. Habíamos subido a las faldas de uno de los
volcanes de la isla de Ometepec, mi condición física no era la mejor pero logré
subir; todo se ve mas bonito desde arriba de un volcán incluso el hecho de que
Dulio no estaría conmigo nunca, decidí dejar su recuerdo y aceptar las
cosas tal cual son, incluso sonreí y me prometí ver a Dulio como lo que es,
sólo un viejo amigo, promesa que es difícil cumplir cuando a mi regreso me lo
topo en cada esquina y él me busca en cada oportunidad de desahogo que tiene, y
aunque quise apoyarme en Luis para
olvidarlo, la verdad es que tampoco funcionó; él no tenía tatuajes y nunca
había traído rastas y no es que lo comparara con Dulio, más bien lo comparaba
conmigo, ambos vibrabamos en distinta sintonía, por eso mejor lo corte
quedándome sola, ya que tampoco vibraba en la sintonía de Dulio, él tenia otras
responsabilidad y otro estilo de vida, ya no admiraba su tatuaje de rana, ahora
era yo quien traía dibujos en la piel.
Me centré en muchas
cosas, entre ellas juntar dinero para comprarme otro coche porque eso de andar
en metro y camión 2 horas rumbo al trabajo ya me habían cansado. A veces
extrañaba a Luis, más a la hora de salida cuando pasaba por mi, pero sabía que
lo mejor era ya no buscarnos, a Dulio no le dejé de hablar, era ilógico hacerlo
después de todo es mi amigo, pero
sabiendo muy bien que las cosas nunca iban a cambiar.
Realmente estuve muy concentrada haciendo todo y nada a la
vez, que no puedo precisar el momento exacto en que él entró a mi vida, mucho
menos cuándo fue que me enamoré, si fue en la primer cerveza o la tercer
salida, tal vez fue desde que lo vi, solo que no me di cuenta. Es curioso como
uno encuentra a la gente como encuentras unas llaves que llevas semanas
buscando y justo cuando las dejas de buscar, cuando te olvidas de ellas, es
mas, cuando te resignas a que nunca las encontraras, aparecen en el lugar mas
obvio, fácil y mas cerca de ti; así lo encontré a él, pareciera que llevábamos
años caminado en las mismas calles, frecuentando los mismo lugares, haciendo las mismas cosas... Y no puedo
precisar cuando fue que empezó, solo se que ahora él es mi... No me gusta usar
el término novio, le queda corto a alguien que es mi cómplice, mi amigo, mi
compañero de viaje. Tenemos un coche, no es tan bonito como el de Luis, pero me
hace más feliz que cuando él iba
por mi al trabajo, porque lo usamos para recorrer el mundo, aunque sea en
partes pequeñas o viajes cortos, obvio, también para ir a trabajar, de algún
lado tiene que salir para pagar los viajes y la comida del perro (adoptamos
uno). No importa que de lunes a viernes, de 9 a 6 seamos Godinez, nuestra vida real esta afuera del trabajo.
No se qué pasará después, pero por el momento hoy es mi
cumpleaños, las cosas han cambiado tanto desde el último que festejé, para
empezar Dulio ya no esta, regresó a playa del Carmen con Claudia y su bebé, a
penas llegando allá su matrimonio estaba mejor, me alegro por ellos, a veces
se las ven duras pero se las arreglan. No perdí contacto, seguimos
siendo amigos y siempre será así, aunque a veces note ciertos celos cuando le cuento de mi relación; pero bueno, ya cada quien tiene su vida y es
feliz en ella, seguiré festejando mi cumpleaños como me gusta, viajando y en
compañía de él, que me trajo a uno de los lugares con los atardeceres color
violeta mas lindos del mundo, así como ese que vi en las playas del salvador,
solo que este lugar es La Paz, Baja California Sur.
Lic. Sandoval.
Atizapan de Zaragoza estado de México.
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