jueves, 16 de febrero de 2012

Ojo de Gato


Por supuesto alguna vez analizamos esa posibilidad,  sin embargo después de sesudas discusiones, que nos tomaron no pocos milenios, llegamos a la conclusión lógica: no se puede ir contra la naturaleza. Ciertamente la cadena evolutiva nos permite, modestia aparte, una posición privilegiada, vivimos en la cima y no es casual,  pocas especies pueden jactarse de haber llegado a tal grado de evolución,  por supuesto no es gratuito, hemos sido denostados, menospreciados y tratados como meros acompañantes domésticos, nada más alejado de la realidad, somos seres superiores dotados de una inteligencia envidiable, observamos, juzgamos y en el colmo de la sabiduría, no actuamos.  Decidimos no intervenir en los designios de la naturaleza, la realidad es para nosotros simple y constante, el caos exquisito de la existencia es para nosotros tan preocupante como acicalarnos a diario. Nuestra complejidad es tal que hemos decidido no explicarla,  nuestra sabiduría se comprueba a diario sin necesidad de tomarnos la molestia de ir más allá de ronronear; nosotros no queremos demostrar nuestra superioridad, tampoco nos crea problemas que aquellos que se hacen llamar seres humanos se ufanen de su raciocinio y anden por ahí mostrando a cada rato  su ignorancia y poca humanidad. Allá ellos y sus ideas y sus aires de superioridad, nosotros con toda humildad podemos decir que no hay prueba más fehaciente de nuestro dominio que cuando nos sentamos a esperar a que nos rasquen la panza. Leche, comida y observar la realidad, cuando los humanos alcancen ese grado de evolución, quizás nos comencemos a preocupar. 

Raziel Jacobo Correa Alvarado
México D.F.

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