al pasar por el espejo, mejor volteo la mirada
no quiero ver lo que refleja
y lo que se refleja no quiere ser visto
a veces no encuentro como poder seguir con esto
ajeno, toda esta nueva experiencia me es insólita
seguido me siento así, cuando hablo con alguien espero que no me pregunten nada
no encuentro como contestar
sin que se inunden las retinas
recordando algún área
de las pecas o la espalda, recordando alguna plática o detalle, es lo malo de prestar demasiada atención, pensamientos lúcidos de las diversas confusiones
después de evacuar prolactina y adrenocorticotropina
el pecho se siente menos tenso
como si algo me protegiera con un poco de ternura
y supongo que así se sigue
sin saber cómo
me siento avergonzado
el saberse dejado de lado por la persona que crees que mejor te conoce
es una carga cada hora, una habitación de vergüenza
no me dejo hundir, pero no dejas de hundirte, levanto la cabeza y envío un correo del trabajo, abro la boca y trato de sonreír
pero mi semblante no engaña a nadie
los músculos de la parte superior de la cara se sienten flojos y los de la parte inferior adoloridos, como si tuviera unos braquets fantasma y fiebre
digo una broma y me avergüenzo
como si estuviera desnudo entre gente vestida, o como un niño eufórico tratando de comportarse
odio un poco los nuevos términos de esta vida
pero es un odio puro, como un ángel
mi playera está sucia
no es que no supiera que fuera a pasar, son los adjetivos que se imputan lo que me desconcierta
no creo haber causado tanto daño, debe haber una confusión
ojalá pudiera sentir el suave toque de una dentadura arrancando la piel que a nadie le importa tocar
el torso que parece un nido de abejas,
es mejor esconderse de nuevo del tipo en el espejo, aquí nadie es un mártir
o un recuerdo de esos que uno trata de olvidar
como esos inolvidables días siempre truncos, donde la felicidad palidecía a la puerta de su casa
como si yo fuera un peligro
como pechos lactantes llenos de amabilidad y hostilidad, de los cuales nadie quiere beber
pero empiezo a creer que no hay vuelta atrás
como cuando el gemelo que sobrevive al parto tira del cordón umbilical que se enreda en el cuello de su hermano
ten fe, todos estamos vivos y poco a poco no lo estaremos
Julio Cervantes Ortega
México, abril de 2020
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