Nuestro amigo N consumía drogas y alcohol en exceso. En alguna revista leyó que el abuso de dichas sustancias causaba el aletargamiento del esperma y por consiguiente esterilidad. Por eso N, consciente de lo grave de su adicción, asumió que su esperma era inservible ya y por lo tanto él era estéril. Decía que la prueba más contundente de ello era que su novia C. nunca se había embarazado en aproximadamente un año de relación a pesar de que no usaban condón.
-¿Pero llevan la cuenta?
-No.
- ¿Pero se te para?
- Sí
-¿Pero te vienes adentro?- preguntábamos con curiosidad.
-Ya llevo varios meses haciendo la prueba y nada pasa- se jactaba.
-¿Y si alguna vez quieres tener hijos cómo le vas a hacer?
- Ni quiero, está más chido ser estéril para coger sin preocuparse.
Le dimos la razón en éste último silogismo, y también le otorgamos el beneficio de la duda respecto a su esterilidad, porque efectivamente, nunca habíamos visto a su novia embarazada.
Al poco tiempo N dejó a C por una muchachita mucho menor que él, a quien convenció de su esterilidad. La chiquilla quedó embarazada al mes que inició su relación.
La verdad fue que C sí se había embarazado una vez, pero decidió que no era conveniente tener un hijo de un tipo tan desobligado y adicto como nuestro amigo, así que se deshizo del embrión a los dos meses de gestación y desde entonces había utilizado píldoras anticonceptivas. No encontró una buena razón para comentarle tales acontecimientos a nuestro amigo, a quien por otro lado tampoco se le ocurrió preguntar y prefirió imaginar que la esterilidad era otra de las muchas ventajas que en ese entonces le atribuía a las drogas y al alcohol.
Noviembre de 2012, Estado de México.
que torpe !!!
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