viernes, 8 de julio de 2011

Mantén algo vivo

Eres demasiado grande (y no se refería al peso o tamaño), dijo Alfonso la última vez que vio los grandes ojos de Lina. Él, se desvaneció. Pasó la primavera, concluyó un duro verano, y se olía la cercanía del otoño. 
Los días eran blancos y lluviosos; hasta hace poco Lina aprendió a disfrutar el caminar bajo la lluvia, en realidad, estando todavía con Alfonso detestaba que cuando caían tremendas trombas en la ciudad los adoquines mal puestos de las banquetas le salpicaran sus caprichosas pantorrillas. 
Después de algunos años de compartir complicidades, chistes locales, de reinventar sus almas y crecer juntos, Lina, pensó: “En ese último tiempo y espacio en común con Alfonso se dijo lo más sincero y doloroso desde hace ya algún rato.” 
Las vivencias experimentadas por Lina a sus escasos pero agudos 36 le habían clavado una idea en la cabeza, “La honestidad no se halla en cualquier persona, y muchas licencias se toman para lastimar a los que más se dice y cree amar”. Le tomó un par de meses reconocer que Alfonso había huido; y, sin duda alguna, había dejado claras señales desde hace algunos cielos atrás. 
Un jueves 27 de enero ya caída la noche, Lina, recorrió el barrio de Santa María la Ribera, siempre le fascinó la magia y encanto de sus calles, sus casonas porfirianas, y su bellos callejones repletos de jacarandas. Miraba a lo alto, por última vez, las ventanas circulares que tanta curiosidad le despertaban. Cuando llegó al departamento de la calle Naranjo sólo tenía en mente recoger a Magnolia. 
Al subir las escaleras se percató de su gran ausencia. Entró al que alguna vez fue su hogar, esperaba encontrarla reposando en algún brillante rincón. Echó un vistazo en la estancia ya vacía, en la dolorosa recámara, en el baño impávido y sucio, sólo quedaba la cocina. Lina se quebró al ver a Magnolia muerta en el fregadero helado, ni una sola de sus hojas estaba viva, Alfonso no había cumplido lo prometido. Por fin comprendió, algo estaba roto, Ella.



Eve Alcalá González
México Distrito Federal. Julio de 2011

4 comentarios:

  1. Es como esa rola del Buenavista Social Club pero con magnolias en vez de gardenias:
    "Pero si un atardecer
    las gardenias de mi amor se mueren
    es por que han adivinado
    que tu amor me ha traicionado
    porque existe otro querer"

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  2. Se supone Lina anda con un chavo menor ¿no?..si me gustó pero como que debes leero dos o tres veces para entenderle

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  3. Con el tiempo, en efecto, Lina se enteró del "otro" querer.
    Sátiro, la edad es lo de menos, créeme. Podrán tener 15 o 60, el chiste es creer y querer.
    Gracias por leer.

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  4. Chusco el paréntesis, bueno pero con abrupto final.

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