viernes, 2 de septiembre de 2011

Bello Parásito

Te habrías pasado los años ocupada en tu guardarropa.
Serías un bello parásito enquistado en tu buen matrimonio.
Vargas Llosa.

Te levantas con el día hecho: de nueve a once abluciones el narcisismo en su más  fina expresión. Admirar las líneas perfectas de tu cuerpo mientras lo recorres con el jabón, la delgadez del talle, la sutileza de tu figura, lo terso y suave de tu piel, un pretexto más para convencerte de tu perfección. Sales limpia convencida y segura de tu lugar. Te tomas tu tiempo, vestirte es otro deleite, escoger el atuendo idóneo, aquel que sugiera y no oculte, aquel que resalte y dignifique, aquel que justifique su elección.  Será hoy un día como los demás, saturado de “quehaceres indispensables”, que si reunión con las amigas para tomar café, que si hay teatro y se requiere tu visita, que si hay baile, que si el guardarropa necesita actualizarse, que si vienen visitas a admirar tu casa y tu buen porte, el larguísimo etcétera. El mundo no te da respiro, no tiene consideración de tu alma, hay que sufrir tanto para ser alguien. Tardes enteras tan necesarias, tu marido se contenta con incentivar tu perfección, sabe que no esta a tu altura, pero sabe también que sin él no serías el portento que eres ahora, su función hasta ahora, más que amarte es procurarte, es encargarse de todo lo necesario para cultivar tu belleza, estar ahí con la chequera lista para pagar cualquier pócima, ungüento, perfume o bálsamo que necesites en tu larga carrera hacia la perfecta belleza. Las noches son otro ritual, similar al matutino, solo que acompañado de mascarillas, antifaces y la difícil decisión del camisón, entre la seda y el algodón hay un trecho muy largo que no siempre estas segura de recorrer. Ser bella es demandante, procurarse una vida de hermosura lo es más, difícil vida la que has elegido, sufrir ha sido y será tu cruz.

Raziel Jacobo Correa Alvarado
Venustiano Carranza México D.F. 

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