jueves, 8 de marzo de 2012

Búsqueda de Amor


Aquí me tienes, sentado frente al monitor pensando en la respuesta a tu repentina pregunta matutina: <<¿Me amas?>>.
El mismo nerviosismo que me tiene pegado a la silla fue el que me hizo responder: <<¿Por qué lo preguntas?>>. <<No lo sé. Sólo sería lindo que me lo dijeras de vez en cuando>>. Fin de la conversación. <<¡Carajo! ¿No lo demuestro?>> pensé justo después de que cerraras la puerta y te marcharas.
Permanezco sentado con el desayuno intacto, la pregunta retumbando en mi cabeza y el monitor en blanco. Aún dudo si teclear elocuentemente las palabras o descargar mi ira contra el teclado. El promt me está volviendo loco. Exige. Marca el ritmo. Cero y uno. Estúpida, estúpida pregunta. Sí o no, no hay más. Código binario: <<¿Me amas o no?>>.
Tecleo la primera letra: ‘A’. Me aviento al vacío. Primer resultado: Ares. En la mitología griega el dios de la guerra. Fuerza bruta y control. No es una respuesta premonitoria, mucho menos esperada. Extraña forma de empezar mi búsqueda.
Siguiente tecla: ‘M’ y de regreso a Grecia. Amazona. En la antigüedad el nombre de una férrea nación formada por mujeres guerreras. Más fuerza bruta y mayor control.
Pasa el tiempo, pero no más letras. No tengo el valor. El calor en la habitación se hace denso e insoportable. La luz del sol que atraviesa la habitación muestra aquellos fantasmas de polvo que danzan con mi desesperación. Mal augurio.
Tercera letra: ‘O’. Llega a mi mente la imagen del interior de un avión momentos antes del despegue. Silencio. Las azafatas explicando lasmedidas de emergencia, los niños inquietos en sus asientos, la señal de no fumar encendida, no hay equipos electrónicos ni de comunicación. De pronto una persona se levanta de su asiento, voltea a mi encuentro, dice su nombre y responde si ha sido amo de sus sueños o esclavo de sus ambiciones. Una segunda persona repite la acción. Una tercera. Una más. Y luego otra y otra hasta que llega mi turno. Guardo silencio. Control puro: <<¿Me amas?>>.
Un mensaje llega a mi teléfono e interrumpe la ilusión. No quiero leerlo, no pretendo distraerme. Sé que eres tú. Reconozco el tiempo que habitas y reclamas. Termino de teclear: ‘R’. Setecientos cincuenta y ocho millones de resultados y sin una respuesta. Momento de ansiedad. Me sudan las manos. El promt continúa marcando el ritmo del día.
Es de noche. Entras por la puerta. No hay más luz en la habitación que el resplandor de la pantalla. Sigo sentado. Te detienes a mi lado. Haces un gesto que no logro reconocer. Clavas tu mirada en mí. <<Te amo>>. Sonríes de la misma manera que aquella vez en el avión, cuando tomaste mi mano, te pusiste de pie y te lanzaste a perseguir tus sueños conmigo.
Me invitas a la cama mientras te adentras en la oscuridad. Pierdo tu rastro. Es tarde y estoy cansado. <<Yo también te amo>>, grito. Absoluta fuerza bruta. Apago el monitor. El promt se detiene. Voy en tu búsqueda.

Promt: carácter o conjunto de caracteres que se muestran en una línea de comandos para indicar que el sistema está a la espera de órdenes.

Arturo Morfín
México D.F.
Cocíname un cuento
http://cocinameuncuento.wordpress.com/

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