Aquí me tienes,
sentado frente al monitor pensando en la respuesta a tu repentina pregunta
matutina: <<¿Me amas?>>.
El mismo nerviosismo
que me tiene pegado a la silla fue el que me hizo responder: <<¿Por qué
lo preguntas?>>. <<No lo sé. Sólo sería lindo que me lo dijeras de
vez en cuando>>. Fin de la conversación. <<¡Carajo! ¿No lo
demuestro?>> pensé justo después de que cerraras la puerta y te
marcharas.
Permanezco sentado
con el desayuno intacto, la pregunta retumbando en mi cabeza y el monitor en
blanco. Aún dudo si teclear elocuentemente las palabras o descargar mi ira
contra el teclado. El promt me está volviendo loco. Exige. Marca
el ritmo. Cero y uno. Estúpida, estúpida pregunta. Sí o no, no hay más. Código
binario: <<¿Me amas o no?>>.
Tecleo la primera
letra: ‘A’. Me aviento al vacío. Primer resultado: Ares. En la mitología griega
el dios de la guerra. Fuerza bruta y control. No es una respuesta premonitoria,
mucho menos esperada. Extraña forma de empezar mi búsqueda.
Siguiente tecla: ‘M’
y de regreso a Grecia. Amazona. En la antigüedad el nombre de una férrea nación
formada por mujeres guerreras. Más fuerza bruta y mayor control.
Pasa el tiempo, pero no más letras. No tengo el valor. El calor en la habitación se hace denso e insoportable. La luz del sol que atraviesa la habitación muestra aquellos fantasmas de polvo que danzan con mi desesperación. Mal augurio.
Pasa el tiempo, pero no más letras. No tengo el valor. El calor en la habitación se hace denso e insoportable. La luz del sol que atraviesa la habitación muestra aquellos fantasmas de polvo que danzan con mi desesperación. Mal augurio.
Tercera letra: ‘O’.
Llega a mi mente la imagen del interior de un avión momentos antes del
despegue. Silencio. Las azafatas explicando lasmedidas de emergencia, los niños
inquietos en sus asientos, la señal de no fumar encendida, no hay equipos
electrónicos ni de comunicación. De pronto una persona se levanta de su
asiento, voltea a mi encuentro, dice su nombre y responde si ha sido amo de sus
sueños o esclavo de sus ambiciones. Una segunda persona repite la acción. Una
tercera. Una más. Y luego otra y otra hasta que llega mi turno. Guardo
silencio. Control puro: <<¿Me amas?>>.
Un mensaje llega a mi
teléfono e interrumpe la ilusión. No quiero leerlo, no pretendo distraerme. Sé
que eres tú. Reconozco el tiempo que habitas y reclamas. Termino de teclear:
‘R’. Setecientos cincuenta y ocho millones de resultados y sin una respuesta.
Momento de ansiedad. Me sudan las manos. El promt continúa marcando el ritmo del día.
Es de noche. Entras
por la puerta. No hay más luz en la habitación que el resplandor de la
pantalla. Sigo sentado. Te detienes a mi lado. Haces un gesto que no logro
reconocer. Clavas tu mirada en mí. <<Te amo>>. Sonríes de la misma
manera que aquella vez en el avión, cuando tomaste mi mano, te pusiste de pie y
te lanzaste a perseguir tus sueños conmigo.
Me invitas a la cama
mientras te adentras en la oscuridad. Pierdo tu rastro. Es tarde y estoy
cansado. <<Yo también te amo>>, grito. Absoluta fuerza bruta. Apago
el monitor. El promt se detiene. Voy en tu búsqueda.
Promt: carácter o conjunto de caracteres que se muestran en una línea de comandos para indicar que el sistema está a la espera de órdenes.
Promt: carácter o conjunto de caracteres que se muestran en una línea de comandos para indicar que el sistema está a la espera de órdenes.
Arturo Morfín
México D.F.
Cocíname un cuento
http://cocinameuncuento.wordpress.com/
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