caigo en cuenta de una verdad olvidada,
una cruel y absoluta,
no hay consuelo ahí, solo una mentira,
solo un placebo
que por la mañana perderá su efecto,
no hay nada ahí, solo un vacío.
Ahora que veo el fondo de la botella
me identifico con ese recipiente de cristal,
estoy quedándome vacío o ya lo estoy,
he perdido la certeza.
Ahora que miro el fondo de la botella
hago una lista mental
de sitios a los que quisiera regresar
y otros que quisiera conocer.
También lamento un par de amores
perdidos, jubilados, echados de menos
y mientras vacío la botella
a tragos de cinco segundos
descubro que no quiero llegar al final.
Pero si de algo estoy seguro
es que ahora que miro el fondo de la botella
ya estoy ebrio y el amanecer
no será condescendiente conmigo.
Clementino Diógenes
México, D.F Mayo 2014
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